
Hay varias razones por las cuales la vida de la gente que vive en la selva tropical está cambiando.
Grupos étnicos en la Amazonía, Malasia y otros lugares están perdiendo los territorios que utilizaron tradicionalmente debido a decisiones de los gobiernos y grandes proyectos de desarrollo. Los bosques que ellos han usado a través de incontables generaciones vienen siendo deforestados de forma legal e ilegal. Estos bosques también se pierden por proyectos de agricultura a gran escala y destrucción asociada a actividades mineras. Asimismo, muchas áreas vienen siendo impactadas negativamente por derrames de petróleo y la construcción de represas para grandes proyectos de energía hidroeléctrica. La fauna en estos bosques también está desapareciendo debido a la cacería ilegal y pesca indiscriminadas. Cuando la gente que vive en la selva tropical, en su mayoría grupos nativos, se opone a algunos proyectos de desarrollo, son ridiculizados, arrestados, trasladados a la fuerza a otros lugares o incluso asesinados.
Mucha gente que vive en la selva tropical también ha elegido cambiar gradualmente su forma de vida, por varias razones. Como sucede con otros grupos humanos viviendo en zonas rurales, para muchos nativos la atracción por la cultura urbana es fuerte. Las ciudades ofrecen la promesa de mayores ingresos económicos y las conveniencias de una vida fácil. Pero al dejar sus aldeas, la gente nativa muchas veces enfrenta una cruda realidad en la ciudad: las habilidades que les son tan útiles en la selva no resultan ser tan útiles en un entorno urbano. Las pro-babilidades de éxito están en su contra; al llegar a la ciudad los nativos están en el estrato social y económico más bajo, además de no dominar la lengua y las costumbres de los habitantes de la ciudad. Los más afortunados pueden encontrar trabajo, por ejemplo en fábricas, obras de construcción o como guardias de seguridad, pero la mayoría finalmente regresa a áreas rurales. Algunos se reintegran a sus aldeas mientras que otros se unen a grupos de mineros y madereros que en su mayoría operan de forma ilegal e incluso invaden territorios indígenas. En algunos casos estos grupos llegan a acuerdos con algunos miembros de comunidades indígenas sin el consentimiento del resto de la población, explotando los recursos que originalmente esas comunidades administraban. Al mismo tiempo que los grupos nativos son fragmentados y los bosques deforestados, la cultura indígena y la riqueza de sus conocimientos se pierde. Cada vez que esto sucede, el mundo se convierte en un sitio más pobre.