Deforestación en aumento en mayoría de países amazónicos

Deforestación en países amazónicos aparte de Brasil, 2004-2012 (ha)
Deforestación en países amazónicos aparte de Brasil, 2004-2012 (ha)

Un análisis de imágenes satelitales en 2013 indica que la deforestación en la mayoría de países amazónicos se ha incrementado dramáticamente en los últimos nueve años. A pesar de que hubo una fuerte caída de la deforestación en Brasil, ésta ha aumentado considerablemente en los otros países amazónicos.

La información fue publicada por el equipo de investigadores de Terra-i y la base de datos y noticias InfoAmazonia, los cuales presentaron mapas actualizados de cobertura boscosa en ocho países sudamericanos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela. El reporte no incluyó a Brasil, pero este país tiene un sistema de seguimiento de la deforestación que también usa imágenes satelitales.

De los ocho países evaluados, Perú tuvo la mayor pérdida de bosque (162,000 hectáreas) en el año 2012. Esto representa un incremento de 67% en comparación con la deforestación registrada el año anterior (97,000 ha) y un incremento de más de 300% en comparación con la deforestación registrada el 2004 (39,200 ha).

Cinco países más—Surinam, Guyana, Venezuela, Guyana Francesa y Colombia—también tuvieron un incremento en su tasa de deforestación entre el 2011 y 2012. Los únicos dos países en los cuales la pérdida de bosque fue menor en el 2012 en comparación con el año anterior son Bolivia y Ecuador.

Los análisis de Terra-i también incluyen datos de la deforestación en las subregiones dentro de cada país, incluyendo (según sea el caso) estados, departamentos y municipalidades, así como áreas naturales protegidas, te-rritorios indígenas y diferentes ecosistemas. Loreto, en Perú, tuvo la mayor pérdida de bosque en el 2012 (25,544 ha). Caquetá, en Colombia, tuvo un incremento de 193% en su tasa de deforestación entre el 2011 y 2012. Las áreas naturales protegidas con las cifras más altas de deforestación son Pacaya Samiria (3,325 ha) en Perú, Imataca (1,356 ha) y Alto Orinoco-Casiquiare (819 ha) en Venezuela y Noord Saramaccan (581 ha) en Surinam.

Los territorios indígenas, que abarcan 4.4% de la superficie terrestre evaluada, tuvieron una deforestación de 1.5% entre el 2004 y 2012. En comparación, las áreas naturales protegidas abarcan 19.9% de la superficie terrestre y tuvieron una deforestación de 9.3%. Estos resultados indican que, incluso luego de hacer el ajuste respectivo con respecto al área, los territorios indígenas tuvieron una tasa de deforestación menor que las áreas naturales protegidas. En particular, la alta deforestación en áreas protegidas es sorprendente y representa una amenaza seria para su viabilidad a largo plazo.

Una pregunta frecuente es cómo se obtiene estas cifras de deforestación. El equipo de Terra-i, el cual agrupa a colaboradores de varias instituciones incluyendo el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia, ha desarrollado un sistema de detección de deforestación que analiza los cambios en la cobertura boscosa en Latinoamérica (http://www.terra-i.org/terra-i.html). El sistema de Terra-i utiliza redes computacionales para analizar datos proporcionados por la NASA. Estos datos son recopilados por dos satélites, Terra y Aqua, que están en órbita desde 1999 y 2002 respectivamente. Terra registra datos sobre los cambios que la superficie terrestre, atmósfera, océanos, nieve y hielo han venido experimentando en los últimos 13 años (http://terra.nasa.gov/). De forma similar, Aqua está registrando datos sobre el ciclo del agua en el planeta, incluyendo la evaporación de los océanos, vapor de agua en la atmósfera, nubes, lluvia, nieve, humedad del suelo y hielo en los océanos y en la superficie terrestre (http://aqua.nasa.gov/). Los datos analizados por el sistema de Terra-i tienen una resolución de 250 metros y son actualizados mensualmente, con un retraso de sólo 15 días a partir de la recopilación de datos MODIS (“MODIS” es el nombre del instrumento clave a bordo de ambos satélites, el cual registra datos físicos y climáticos del planeta). Brasil tiene un sistema similar de detección de la deforestación (DETER, http://www.obt.inpe.br/deter/indexdeter) que proporciona datos para la Amazonía brasileña. En ambos casos, los datos (y mapas) pueden ser visualizados o descargados de los respectivos sitios web.

A pesar de que ha habido numerosos reportes (técnicos y periodísticos) sobre la deforestación en la Amazonía, la información generada por el sistema Terra-i tiene varias ventajas. Los datos tienen alta resolución, brindan información a escalas relevantes dentro de cada país y pueden ser visualizados o descargados sin costo alguno. Los gobiernos regionales, departamentos, estados y municipalidades, así como el público en general, ahora pueden acceder a información que de otro modo sería demasiado caro generar de forma independiente.

En conjunto, la nueva evaluación determinó que los ocho países amazónicos evaluados perdieron 2.3 millones de hectáreas de bosque entre el 2004 y el 2012. En comparación, Brasil, que fue excluido del estudio, perdió 11.1 millones de hectáreas durante el mismo período. A pesar de esta diferencia, la tasa de deforestación en Brasil continúa disminuyendo: de 2.7 millones de hectáreas en el 2004 a 465,000 ha en el 2012. Más del 60% de la selva amazónica se encuentra en Brasil.

La notable disminución de la deforestación en Brasil se debe en parte a que este país desarrolló e implementó un sistema de seguimiento de la deforestación que funciona casi “en tiempo real”, alertando a las autoridades sobre los cambios en la cubierta boscosa de cada región. En consecuencia, las autoridades pueden conocer casi inmediatamente la ubicación de nuevas áreas deforestadas y tomar las medidas pertinentes en cada caso.

La ganadería continúa siendo la causa principal de pérdida de bosque en la Amazonía, representando más del 60% de la deforestación existente en la región. La agricultura a pequeña y a gran escala también son causas importantes de la deforestación en la región.

Con dos satélites en órbita, capturando imágenes en tiempo real, ya no es posible ignorar o esconder la ubicación y tamaño de áreas deforestadas por actividades humanas en la Amazonía.

Población y consumo

Selva tropical talada para sembrar árboles de caucho en Laos. Varias compañías chinas y vietnamitas están convirtiendo grandes áreas de bosque en Laos en plantaciones debido a que los dos países (China y Vietnam) tienen poca selva disponible.
Selva tropical talada para sembrar árboles de caucho en Laos. Varias compañías chinas y vietnamitas están convirtiendo grandes áreas de bosque en Laos en plantaciones debido a que los dos países (China y Vietnam) tienen poca selva disponible.

La causa subyacente de la mayoría de problemas ambientales es la población humana y el consumo excesivo de recursos: la gente en regiones templadas (principalmente Norte América, Europa y el norte de Asia) utiliza recursos provenientes de selvas tropicales y al mismo tiempo la creciente población de las naciones tropicales en desarrollo explota y consume recursos de estas selvas para sobrevivir.

Si bien puede parecer difícil de creer, la gente que vive en países ricos tiene un impacto desproporcionado en el medio ambiente debido a sus patrones de consumo. La cantidad de recursos consumidos por la gran mayoría de gente en los Estados Unidos es mucho mayor a lo que consume los agricultores pobres en países tropicales. Por ejemplo, la madera ofrecida en muchas tiendas, en forma de muebles o material de construcción, pudo ser obtenida mediante la deforestación para cultivos de soja en la Amazonía o aceite de palma en Indonesia. Los materiales y energía que utilizamos para construir y hacer funcionar nuestros teléfonos celulares y computadoras portátiles pueden provenir de la destrucción de selvas tropicales en el Congo y Colombia. El papel que utilizamos para imprimir documentos, empacar objetos, así como el papel contenido en los productos higiénicos y los libros que leemos puede haber sido producido de árboles cortados en selvas de Indonesia.

En realidad el consumo elevado de recursos también es común en las capitales y otras ciudades grandes en los países tropicales, pero en ellas sólo parte de la población tiene acceso a la mayoría de recursos.

Sólo mediante la reducción del uso y consumo de recursos podrá la humanidad tener la esperanza de salvar las selvas tropicales y otras áreas silvestres.

La sobrepoblación humana también es una preocupación importante. A medida que más personas sean añadidas al planeta, habrá mayor presión sobre los recursos naturales y quedará menos para compartir. Las condiciones de hacinamiento y la escasez de recursos a menudo generan conflictos y otros pro-blemas entre poblaciones humanas. El resultado es la reducción del hábitat de muchas especies, el deterioro general del medio ambiente y la expansión de áreas urbanas y agrícolas.

El papel de la pobreza en la deforestación

Borneo
Borneo

La pobreza juega un papel importante en la deforestación. La mayor parte de las selvas tropicales que existen hoy en día están ubicadas en las áreas más pobres del planeta. La gente que vive en y alrededor de estas selvas depende de ellas para sobrevivir. Ellos colectan frutas y madera, cazan animales silvestres para obtener carne y reciben pagos de diversas compañías para extraer los recursos de la selva.

La mayoría de gente pobre que vive en condiciones rurales en los países tropicales nunca tiene las opciones que en los países occidentales se dan por sentadas. Mucha gente casi nunca tiene la opción de ir a la universidad o un instituto y obtener un título profesional. Ellos tienen que vivir de la tierra que los rodea y aprovechar los recursos que pueden encontrar. Su pobreza también afecta al resto del mundo a través de la pérdida de selvas tropicales y vida silvestre. Si no se proporciona más oportunidades a esta gente, no se podrá salvar las selvas tropicales.

Sin embargo, la gente en los países ricos tales como Norte América y Europa también tiene un papel en la destrucción de las selvas tropicales a pesar de que estas selvas se encuentran muy lejos.

Extracción de minerales y energía de la selva tropical

Mina de oro en Perú
Mina de oro en Perú

Oro, cobre, diamantes y otros metales y piedras preciosas son recursos económicamente valiosos que se puede encontrar en selvas tropicales alrededor del mundo. En la mayoría de casos, la extracción de estos recursos daña los ecosistemas de selva tropical y causa problemas para la gente viviendo cerca o aguas abajo de las operaciones mineras debido al desecho de residuos tóxicos en los sistemas fluviales (p. ej. el mercurio vertido a los ríos). Ha habido casos en que compañías mineras—algunas veces trabajando con autoridades locales o la policía—desplazaron a la fuerza a pobladores nativos fuera de sus tierras con el fin de explotar las riquezas minerales. Ejemplos de este problema son algunas operaciones mineras en Brasil y Perú, así como minería de tierras raras en el Congo y minería de oro y cobre en Indonesia y Papúa Nueva Guinea. En muchas áreas en donde ha habido un “boom” de la minería existe muy poca regulación por parte de los gobiernos. Esta falta de control de las actividades mineras, muchas veces desarrolladas de forma ilegal, ha llevado a la destrucción extrema de los hábitats, el incremento de residuos tóxicos y conflictos sociales entre trabajadores migrantes de otras áreas y las poblaciones nativas de la selva. Estas condiciones promueven una atmósfera de violencia en la cual las poblaciones indígenas son las que más sufren debido a esta actividad.

También ha habido conflictos entre operaciones mineras ilegales de menor escala y varios grupos nativos. Por ejemplo, en varios países de Sudamérica los pobladores nativos que se opusieron a la invasión de tierra y minería ilegal de oro fueron asesinados por los mineros.

Algunos de los depósitos de gas y petróleo más prometedores del mundo se encuentran profundamente arraigados en las selvas tro-picales. Desafortunadamente, las ope-raciones de extracción de gas y petróleo a menudo impactan de forma negativa el medio ambiente y las poblaciones locales. Los proyectos de extracción de gas y petróleo en selvas tropicales provocan el desplazamiento de la población local y contaminan el agua y el suelo. Asimismo, la construcción de caminos hacia zonas de operaciones permite el acceso a áreas previamente inaccesibles, facilitando en muchos casos la deforestación de esas áreas. Los altos precios de los hidrocarburos (gas natural, gasolina y petróleo) en años recientes han estimulado un incremento en la explora-ción de yacimientos en áreas de selva tropical. Ha habido mucha actividad en la parte oeste de la Amazonía—incluyendo a Colombia, Ecuador, Perú y Brasil—región donde los gobiernos han otorgado grandes áreas en concesión para exploración y explotación a compañías transnacionales. Más del 70 por ciento de la Amazonía peruana, incluyendo territorios indígenas y áreas naturales protegidas, es ahora objeto de concesiones de gas y petróleo.

Las represas también son una gran amenaza para las selvas tropicales. En particular, las represas existentes y las decenas de represas aprobadas o en construcción son serias amenazas para los ecosistemas en la Amazonía, la cuenca del río Mekong (en Laos y Birmania o Myanmar) y en Malasia. Las represas inte-rrumpen los sistemas fluviales, inundan de forma permanente grandes áreas de selva, desplazan a la población local y facilitan actividades que causan más deforestación. Asimismo, las represas interrumpen la migración de muchas especies de peces que típicamente utilizan las cabeceras de los ríos en época de desove. En Sarawak, que es la parte de Borneo que pertenece a Malasia, se ha planificado la construcción de más de una docena de represas. Estas represas van a forzar a miles de personas a desplazarse y además van a causar la inundación de grandes áreas de selva. Una buena parte de la energía generada por estas represas va a ser utilizada para actividades de minería de gran escala, provocando una destrucción aún mayor. Asimismo, en Brasil, la represa de Belo Monte va a bloquear el flujo del río Xingú, el cual es un afluente del Amazonas, inundando más de 40,000 hectáreas (100,000 acres) y desplazando más de 15,000 personas. La electricidad generada por el proyecto va a ser utilizada en actividades mineras y agrícolas que a su vez destruirán aún más selva tropical. La población indígena, los científicos y los ambientalistas se oponen firmemente a este proyecto.

Construcción de carreteras en la selva tropical

Camión maderero en la parte Malasia de Borneo.
Camión maderero en la parte Malasia de Borneo.

La construcción de caminos y carreteras en la selva tropical abre rutas para la deforestación. En Brasil, la carretera Trans-Amazónica (que en su sector oeste conecta con la selva de Perú) ha facilitado la colonización de grandes áreas por parte de madereros y especuladores de tierras. Se teme que la misma destrucción de bosques que se observó en Brasil en torno a esta carretera pueda suceder en la parte peruana, pues ya se ha observado un incremento en la deforestación de áreas cercanas a la carretera.

En África, los caminos madereros dan acceso a los cazadores furtivos. Estos cazan animales en vías de extinción para vender la carne a los habitantes de las ciudades. Algunas de las especies de animales cazadas—especialmente rinocerontes, pangolines y tigres—van a Asia, donde son utilizadas en medicina tradicional china.

Por lo tanto, es muy importante que cuando se construye nuevas carreteras en zonas de selva tropical, éstas sean cuidadosamente planificadas para minimizar los impactos ambientales. Una forma de reducir la deforestación asociada a la construcción de carreteras es crear áreas protegidas en ambos lados de la nueva carretera, en uno o más segmentos del trayecto.

Producción de pulpa y papel de la selva tropical

Deforestación para la producción de pulpa y papel en Malasia.
Deforestación para la producción de pulpa y papel en Malasia.

La producción de pulpa para la industria del papel ha sido una de las causas más grandes de deforestación en varias partes de Indonesia durante los últimos 20 años. Grandes áreas de selva tropical de Sumatra han sido taladas y convertidas en plantaciones de crecimiento rápido compuestas por una sola especie de árbol. Estas plantaciones son utilizadas para producir fibra para pulpa de madera y papel, la cual es transformada en cartón de embalaje, envolturas para comida rápida, papel para impresoras y propagandas impresas. Sólo piensa en cuánto papel utilizamos diariamente: el papel, en una u otra forma, viene en casi cada producto que compramos. En algunos casos ese papel es directamente producido a costa de la destrucción de selvas tropicales.

En consecuencia, la producción de pulpa y papel es hoy en día una de las mayores amenazas para el tigre de Sumatra, una especie críticamente amenazada, así como otras especies ame-nazadas.

Ganadería en la selva tropical

La mayor parte de la deforestación en la Amazonía termina dando paso, tarde o temprano, a pastizales para ganado.
La mayor parte de la deforestación en la Amazonía termina dando paso, tarde o temprano, a pastizales para ganado.

La deforestación orientada al establecimiento de campos de pastoreo para ganado es la causa principal de deforestación en la Amazonía. Brasil produce actualmente más carne de res que nunca antes. Además de criar ganado para la producción de carne, muchos propietarios de tierras usan el ganado para ampliar sus tenencias de la tierra. El simple hecho de tener ganado en áreas de tierra con bosque es en muchos países razón suficiente para que los propietarios puedan obtener el derecho de propiedad sobre esa tierra.

La mayor parte de la carne de res producida en Brasil es consumida por los brasileros, pero una parte es exportada a mercados internacionales.

¿Por qué los biocombustibles son malos para las selvas tropicales?

Nuevas plantaciones de palma aceitera en Sabah, en la parte Malasia de Borneo
Nuevas plantaciones de palma aceitera en Sabah, en la parte Malasia de Borneo

Recientemente ha habido bastante interés en utilizar plantas como fuentes de biocombustible y de esta forma reemplazar el uso de combustibles fósiles como la gasolina y el petróleo, los cuales contribuyen al calentamiento de la atmósfera debido a la emisión de gases de efecto invernadero.

Estos biocombustibles son típicamente producidos en base a cultivos agrícolas. Hay dos tipos principales de biocombustibles: etanol y biodiesel. El etanol es típicamente producido a partir de maíz y caña de azúcar, en tanto que el biodiesel es producido en base a frutos de palmera, soja y canola (también llamada semilla de colza).

Aunque los biocombustibles producidos en base a cultivos agrícolas pueden generar menos polución y menos emisiones de gases de efecto invernadero que combustibles fósiles convencionales, los científicos están encontrando que su cultivo está causando daños ambientales. Los biocombustibles también pueden estar perjudicando a los pobres. La razón de esto es principalmente económica.

Ahora que los cultivos tradicionales de alimentos están siendo utilizados para la producción de fuentes de energía, existe una mayor demanda por estos alimentos, lo cual resulta en el incremento de los precios. Aunque el aumento de los precios puede ser bueno para algunos agricultores que reciben más dinero por sus cultivos, los consumidores tienen que pagar más por los alimentos. En países pobres, donde la gente tiene poco dinero, este aumento del precio de los alimentos se traduce en más hambre. En 2007 y 2008 hubo protestas y disturbios en varios países debido a que la gente no podía pagar precios más altos por los alimentos.

Los precios más altos de algunos cultivos están causando otros problemas. Para aprovechar la oportunidad de precios más altos, los agricultores en todo el mundo están convirtiendo sus cultivos tradicionales a cultivos de producción. Como la mayor parte de la tierra cultivable en Norte América y Europa ya es utilizada para producir alimentos, la agricultura orientada a la producción de biocombustibles se está expandiendo en sitios tropicales, especialmente en Brasil e Indonesia, donde todavía existe grandes áreas para nuevas tierras agrícolas. El problema es que una gran parte de estas áreas está actualmente cubierta por selvas tropicales. Cuando los agricultores cortan las selvas para establecer terrenos de cultivo, granjas y ranchos, los árboles muertos liberan dióxido de carbono y otros gases a la atmósfera (de la misma forma que cuando los combustibles fósiles son quemados). Además, la destrucción de la selva tropical desplaza a las poblaciones indígenas y causa la muerte de muchas especies de plantas y animales. Por lo tanto, los biocombustibles tienen un impacto significativo sobre el medio ambiente.

Algunos biocombustibles son menos dañinos que otros. Cuando los cultivos destinados a la producción de biocombustibles son establecidos en tierras agrícolas abandonadas y en áreas que no están cubiertas por ecosistemas naturales, estos pueden tener un impacto menor sobre el medio ambiente, asumiendo que los fertilizantes y pesticidas no son sobreutilizados. Es posible que en el futuro se desarrolle nuevos tipos de biocombustibles que produzcan menos emisiones de gases y quizá incluso ayuden a mejorar el medio ambiente. Por ejemplo, el uso de pastos nativos en los Estados Unidos podría generar menos contaminación que el etanol derivado del maíz. Al mismo tiempo, estos pastos pueden mejorar la fertilizad del suelo y no agotar el agua almacenada en el subsuelo.

Agricultura y deforestación en la selva tropical

Deforestación ocasionada para cultivar soja en la Amazonía de Brasil.
Deforestación ocasionada para cultivar soja en la Amazonía de Brasil.

Cada año se pierde miles de kilómetros cuadrados de selva tropical debido al establecimiento y uso de campos de agricultura. Los dos grupos responsables de esta conversión de selva tropical a campos de cultivo son las grandes corporaciones y los agricultores pobres.

En muchas partes del mundo los agricultores pobres dependen de esta conversión de selva tropical a campos de cultivo para poder alimentar a sus familias. Como no tienen acceso a tierras de cultivo mejores, los agricultores practican la tala y quema para remover áreas de bosque y utilizarlas para cultivos de corto plazo. Estos agricultores típicamente utilizan las tie-rras por un par de años antes de que se agoten los nutrientes del suelo. Luego de que esto sucede, los agricultores tienen que migrar y repetir el ciclo abriendo nuevas tierras de cultivo.

Las compañías agrícolas están deforestando la selva tropical más que nunca, especialmente en áreas de la Amazonía donde los cultivos de soja continúan expandiéndose. Algunos expertos creen que algún día Sudamérica va a tener tierras agrícolas tan extensas como las del medio oeste de Estados Unidos. Pero una gran parte de estas tierras de cultivo existirá a expensas de la selva amazónica.

En Asia, especialmente en Malasia e Indonesia, grandes áreas de selva tropical están siendo deforestadas para dar lugar a plantaciones de palmeras para producir aceite de palma, el cual es ampliamente utilizado en alimentos procesados, cosméticos y jabón. Hoy en día el aceite de palma se encuentra en casi 50 por ciento de comidas envasadas como bocadillos, una proporción que está creciendo debido a que el aceite de palma es el tipo de aceite vegetal más barato que existe. Desafortunadamente, las selvas que están siendo destruidas para la producción de aceite de palma son el hogar de muchas especies amenazadas, incluyendo orangutanes, elefantes enanos, tigres de Sumatra y rinocerontes de Java y Sumatra.

Tala de madera en la selva tropical

Madera cortada ilegalmente del bosque alrededor del Parque Nacional Gunung Palung en la parte oeste de Kalimantan, en la isla de Borneo.
Madera cortada ilegalmente del bosque alrededor del Parque Nacional Gunung Palung en la parte oeste de Kalimantan, en la isla de Borneo.

La explotación maderera es una de las causas de destrucción de la selva tropical. Muchos tipos de madera usados para construir muebles, pisos y edificaciones son extraídos de selvas tropicales de África, Asia y Centro- y Sudamérica. Al comprar productos fabricados con madera proveniente de estas selvas, la gente en sitios como los Estados Unidos y Europa está contribuyendo a la destrucción de las selvas tropicales.

Aunque la tala de madera se puede realizar de una manera que minimiza la destrucción del medio ambiente, la mayor parte de actividades madereras es destructiva. Los árboles grandes son usualmente cortados y arrastrados a través del suelo del bosque, destruyendo otros árboles y plantas más pequeñas. Asimismo, los caminos de acceso a zonas madereras se convierten en rutas de acceso para la colonización, degradación y el tráfico de tierras. En las selvas tropicales de África y en la Amazonía, así como otras regiones del mundo con selva tropical, muchos madereros cazan diferentes especies de fauna silvestre en las áreas donde trabajan y las usan como alimento.

Varias investigaciones han encontrado que las áreas de selva en donde se ha talado árboles tienen menos especies de animales que aquellas en donde todavía existe bosque intacto o “primario.” Muchas especies de animales no pueden sobrevivir en los ambientes que fueron impactados por la tala.

La gente local a menudo depende de la extracción de madera de la selva tropical para utilizarla como leña y como material de construcción. En el pasado estas prácticas no eran particularmente dañinas en la mayoría de áreas porque había poca gente. Sin embargo, hoy la situación es muy diferente. En áreas con poblaciones humanas grandes, el gran número de personas que recolecta madera de una selva tropical puede ser extremadamente perjudicial. Por ejemplo, los bosques circundantes a los campos de refugiados en África Central (Ruanda y Congo) fueron prácticamente despojados de todos los árboles.