
La explotación maderera es una de las causas de destrucción de la selva tropical. Muchos tipos de madera usados para construir muebles, pisos y edificaciones son extraídos de selvas tropicales de África, Asia y Centro- y Sudamérica. Al comprar productos fabricados con madera proveniente de estas selvas, la gente en sitios como los Estados Unidos y Europa está contribuyendo a la destrucción de las selvas tropicales.
Aunque la tala de madera se puede realizar de una manera que minimiza la destrucción del medio ambiente, la mayor parte de actividades madereras es destructiva. Los árboles grandes son usualmente cortados y arrastrados a través del suelo del bosque, destruyendo otros árboles y plantas más pequeñas. Asimismo, los caminos de acceso a zonas madereras se convierten en rutas de acceso para la colonización, degradación y el tráfico de tierras. En las selvas tropicales de África y en la Amazonía, así como otras regiones del mundo con selva tropical, muchos madereros cazan diferentes especies de fauna silvestre en las áreas donde trabajan y las usan como alimento.
Varias investigaciones han encontrado que las áreas de selva en donde se ha talado árboles tienen menos especies de animales que aquellas en donde todavía existe bosque intacto o “primario.” Muchas especies de animales no pueden sobrevivir en los ambientes que fueron impactados por la tala.
La gente local a menudo depende de la extracción de madera de la selva tropical para utilizarla como leña y como material de construcción. En el pasado estas prácticas no eran particularmente dañinas en la mayoría de áreas porque había poca gente. Sin embargo, hoy la situación es muy diferente. En áreas con poblaciones humanas grandes, el gran número de personas que recolecta madera de una selva tropical puede ser extremadamente perjudicial. Por ejemplo, los bosques circundantes a los campos de refugiados en África Central (Ruanda y Congo) fueron prácticamente despojados de todos los árboles.