La construcción de caminos y carreteras en la selva tropical abre rutas para la deforestación. En Brasil, la carretera Trans-Amazónica (que en su sector oeste conecta con la selva de Perú) ha facilitado la colonización de grandes áreas por parte de madereros y especuladores de tierras. Se teme que la misma destrucción de bosques que se observó en Brasil en torno a esta carretera pueda suceder en la parte peruana, pues ya se ha observado un incremento en la deforestación de áreas cercanas a la carretera.
En África, los caminos madereros dan acceso a los cazadores furtivos. Estos cazan animales en vías de extinción para vender la carne a los habitantes de las ciudades. Algunas de las especies de animales cazadas—especialmente rinocerontes, pangolines y tigres—van a Asia, donde son utilizadas en medicina tradicional china.
Por lo tanto, es muy importante que cuando se construye nuevas carreteras en zonas de selva tropical, éstas sean cuidadosamente planificadas para minimizar los impactos ambientales. Una forma de reducir la deforestación asociada a la construcción de carreteras es crear áreas protegidas en ambos lados de la nueva carretera, en uno o más segmentos del trayecto.